La edición de este año del
Dcode venía cargada de grupos interesantísimos a los que ver, nuevas promesas del indie internacional que tocaban en muchas ocasiones por primera vez en
Madrid como
Chvrches o
Royal Blood, otros grupos más consagrados como
Bombay Bycicle Club,
La Roux o
Russian Red y la que se suponía que iba a ser la gran actuación de la noche,
Beck.
Digo la que 'se suponía que iba a ser' porque muchos de los que fuimos al
Dcode no esperábamos el gran espectáculo que dio
Beck este sábado en
Madrid, sobre todo después de escuchar su último disco, y más que comenzara su concierto con
'Devils Haircut' para meterse a todo el mundo en el bolsillo mediante una declaración de intenciones con la que demostró que es de otro mundo y está por encima del bien y del mal.
A partir de ahí todo fue rodado y tras dos o tres canciones de interludio para recuperar el aliento,
Beck y su banda --a la que presentó de una forma muy original tocando cada miembro del grupo una canción conocida con sus respectivos instrumentos-- levantaron de nuevo al respetable con temas como
'Girl',
'Timebomb',
'E-pro' y
'Where It´s At', con la que concluyo el concierto.
Pero por ir en orden y que me perdonen el resto de grupos que tocaron antes, para mí el festival comenzó con
Band Of Skulls --eso sí, tarde por culpa de la organización y que los lectores ópticos pudieran leer una puñetera entrada--. El grupo británico puso en práctica el rock de sus tres discos y la contundencia de sus guitarras en un buen concierto.
Pese a que el Decode está concebido para que no coincidan casi conciertos, una mala "jugada del destino" hizo que sí lo hicieran el de
Anna Calvi y el de
Francisca Valenzuela. Así que tras ver el inicio de los contoneos de la chilena y la gran voz que tiene, toco ver el final de
Anna Calvi que, guitarra en mano, nos dejó boquiabiertos y con ganas de haberla visto desde del principio.
Llegaba así el que iba a ser para mí uno de los principales conciertos del Dcode con
Bombay Bycicle Club. Todavía con luz en el campo de rugby Cantarranas --una pena-- los londinenses ofrecieron un concierto con el que demostraron que las canciones de su último disco --S
o Long, See You Tomorrow-- funcionan, como el caso de
'Carry Me',
'Whenever,
Whenever' o '
Luna', aunque el momento cumbre se vivió con
'Shuffle', uno de sus hits del grandísimo
A Different Kind Of Fix.
La noche se echaba encima en
Madrid y tocaba el turno para
Royal Blood, uno de los grupos del momento que tendría que demostrar si estábamos ante un hype o si es un proyecto de futuro. Os puedo decir que si estos chicos saben superar los problemas del éxito repentino tendremos grupo para rato, porque su primer concierto en Madrid fue abrumador y con una contundencia de la que --con el permiso de
White Stripes-- pueden presumir en todas sus canciones.
Después del subidón de
Royal Blood y, muy a mi pesar, llegó la calma con
Jake Bugg. El trovador del pop, como le han venido a bautizar en algunos medios nacionales, ofreció un concierto que se hizo algo aburrido y que decepcionó cuando tocó canciones como '
Two Fingers' mucho más lenta de lo normal. Aunque la cosa se recuperó un poco con la gran
'Messed Up Kids' y la interpretación preciosa que hizo de
'Broken', con la que lloró más de uno.
Tras la actuación de
Vetusta Morla y el bailoteo con
La Roux, ya de madrugada llegaba otro de los platos fuertes de la noche,
Chvurches. Aunque ofrecieron un concierto bastante correcto --quizá fruto de un disco de debut que quita el hipo-- hay que recocer que la actuación fue bastante lineal y que
Lauren Mayberry estuvo algo sosa, algo que se encargó de solucionar
Iain Cook cuanto interpretó
'Under The Tide'. Eso sí, las zapatillas echaron humo cuando comenzaron a tocar
'The Mother We Share', que muy sabiamente dejaron para el último lugar.