Es difícil escribir la crónica de un concierto que estaba teniendo lugar al mismo tiempo que, a más de 1.000 kilómetros de distancia, se producía una masacre en otro en París con casi 100 muertos que estaban disfrutando de la música. Quizá por eso he tardado algo más de lo habitual en escribir esto, quizá por eso ahora más que nunca no quiero que la música pare nunca.
Belako tocaban el pasado viernes en la
Sala Pícaro de
Toledo. El grupo está a punto de sacar disco nuevo, pero en este concierto solo nos iban dejar escuchar dos de esos nuevos temas, incluyendo
'Track Sei', la canción que sirve de adelanto para su segundo trabajo llamado
'Hamen'.
He de confesar que me he enganchado a este grupo hace poco y que
'Track Sei' ha sido la principal razón para ello. Así que cuando llegó el turno de esta canción --hacia la mitad del concierto-- no pude mas que esbozar una gran sonrisa porque creo que de seguir por esta línea
'Hamen' será uno de los mejores discos nacionales del año que viene, sin duda.
Pero es que
'Eurie', el disco del que sonaron la mayor parte de temas, tampoco tiene desperdicio y lo hits extraídosde éste, empezando por el single
'Sea Of Confusion', llenaron el
Pícaro de una energía juvenil que muy rápido se contagió todo el público y que alcanzó su punto álgido en
'Haunted House', un tema en el que la desgarrada voz de
Cris parece casi romperse cuando llegan los momentos de mayor intensidad.
Encasillados dentro del post-punk y aunque su música bebe de ello, son muchos los registros y estilos musicales que dejan patente en vivo y muestra de ello fue
'Mum', una canción extraída del EP que publicaron en 2014
'Bele Beltzak Baino Ez',
y con la que nos pusieron a todos a bailar, al igual que con
'Eurie' que, si no me equivoco, llenaron de sintetizadores para acabar por todo lo alto.
Pero es que estos chocos también saben ponerse duros y más guitarreros como fue el caso de
'Eat Me!' y
'Vandalism',
o demostrar que el indie español no ha hecho más que evolucionar y que las bandas han aprendido a tocar durante todos estos años. Así, no era nada raro veral guitarrista tocar los teclados o a la bajista hacer lo mismo y a todos ellos cantar. Solo faltaba que le batería hubiera cogido en alguna canción la guitarra.
En definitiva, un concierto que no dio ni un segundo de tregua, aunque lo intentaron en '
Molly And Pete' y que, tras el shock que supuso al final saber que decenas de personas habían muerto en un atentado terrorista, muchas de ellas en una sala de conciertos, debe servirnos para decir más alto que nunca que la música debe prevalecer.